Las mejores carnes para barbacoa son las que tienen una mayor filtración de grasa porque son las que más sabor a brasa absorben.
Cerdo: Panceta, chorizos, longanizas blancas, chistorras, costillas frescas o adobadas y pinchitos morunos de magro adobado principalmente y para los más caprichosos el secreto, la presa o la pluma por su elevada grasa infiltrada. Si quieres el mejor resultado, evita las piezas menos magras, como el solomillo o el lomo, porque son menos jugosas.
Ternera: Lo que más triunfa es el entrecot, el chuletón o el solomillo por su jugosidad e intensidad de sabor, aunque también puedes optar por algo más sencillo como el churrasco de ternera o la aguja. Otra posibilidad es preparar unas exquisitas hamburguesas de vacuno.
Cordero: Indiscutiblemente las reinas son las chuletillas de cordero ya sean de costillas, de pierna o la falda. Y también puedes optar por una paletilla. La carne de cordero, lechal o no, es muy grasa y sabrosa, por eso queda tan bien en la barbacoa.
Pollo: Muy apreciada por los niños en especial las alitas de pollo aunque también puedes elegir las brochetas, los muslos y los contramuslos. Es importante para el éxito de la barbacoa cortar las carnes de forma correcta. Se debe utilizar un corte perpendicular a la dirección de las fibras, nunca en paralelo, para evitar que éstas sean demasiado largas y resistentes y así no dañar la pieza.
EL FUEGO Y LAS BRASAS
Para empezar a asar las primeras piezas lo importante es que no tenga mucha llama. Aunque todo dependerá de la pieza a cocinar. Recomendamos empezar con las piezas que se cocinan en poco tiempo aprovechando un fuego más fuerte y cocinar las que necesitan un asado más largo después, cuando las brasas estén más atemperadas.
Uno de los secretos que recomienda es añadir ramas de tomillo y romero a las brasas en el último momento para que la carne coja un poco de aroma.
Se puede salar con sal fina antes de meterla en la parrilla y con gorda o en escama después de sacarla del fuego.
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